Una
historia inspiradora
En cierta ocasión, con el primer
sol de la mañana, una oruga caminaba a paso vivo en dirección a la montaña.
Junto al camino, un saltamontes -con sus cuatro manos en los bolsillos— le
pregunto:
- ¿Hacia dónde te diriges, oruga?
Y esta, sin dejar de caminar, pues
avanzaba poco a poco y no tenía tiempo que perder, le contestó:
- Tuve un hermoso sueño anoche:
soñé que desde la cima de la gran montaña miraba el valle. Me gustó tanto esa
visión que he decidido hacerlo realidad.
El saltamontes, mientras la oruga
se alejaba poco a poco, dijo:
- ¡Debes de estar loca!, ¿Cómo
podrás llegar hasta la cima? , ¿Tú?, ¿Una insignificante oruga? Para ti, una
piedra será un monte, un charco un océano, una rama un estorbo y cualquier
obstáculo el final de tu sueño.
Pero la oruga no le hizo ningún
caso y siguió avanzando a paso lento pero decidido, sin apartar la cima de la
montaña de su vista.
A mediodía, un feo escarabajo le
preguntó hacia donde se dirigía con tanto empeño bajo aquel sol despiadado. La
oruga, secándose la frente con un pañuelo, contó de nuevo su sueño, esta
vez al escarabajo, que estalló en una
gran risotada de burla:
- Ni yo, teniendo unas patas más
grandes que las tuyas, intentaría alcanzar la cima. Y se hizo una bola sobre sí
misma y bajo rodando por la ladera, como a él tanto le gustaba.
Por la tarde, una araña le aconsejo
a la oruga desistir de su ambicioso empeño en alcanzar la cima:
- ¡No lo lograras jamás! —le dijo—.
Yo lo intenté y fracasé. Hazme caso, no se esta tan mal aquí. Y se fue a
merendar un mosquito que acababa de quedar atrapado en su red.
A esa hora, el sol se retiraba a
descansar, caía la noche, y agotada y sin fuerzas la oruga decidió descansar
también. Con la noche llego el frio. Con el último esfuerzo de la jornada
construyó un lugar donde pasar la noche: un simple capullo prendido de una
ramita.
- Esta misma noche abrazaré mi
sueño. -Y eso fue lo último que dijo antes de "morir" de puro
agotamiento a una vida y "nacer" por pura ilusión a otra.
El saltamontes, el escarabajo y la
araña fueron a compadecerse de la pobre oruga, el ser más loco de este mundo,
que había construido su propia tumba mucho antes de poder alcanzar su sueño
irrealizable. ¡Qué pena les daba!
Al día siguiente, cuando amaneció
el nuevo día, aquellos pequeños animales que comentaban aun el descarado
atrevimiento de la oruga y la severa advertencia que su muerte suponía para
todos, vieron inesperadamente como aquel capullo comenzaba a quebrarse.
Al poco, y con gran asombro, vieron
unas antenas que no podían ser de la oruga que creían muerta. Lentamente,
emergieron unas hermosas alas azules de mariposa -que tampoco podían ser de la
oruga- de dentro de aquel capullo.
La mariposa, ya con sus alas
desplegadas, miró a su alrededor y levanto el vuelo en medio del asombro de
todos.
Al poco la vieron perderse en el
cielo en su alegre vuelo. Ahora si estaban seguros de que nada la detendría en
su ascenso hacia la cima desde donde podría admirar todo el valle como había
soñado.
Había muerto a una vida y nacido a
otra por haber cumplido con su sueño. Y así fue.
Como en la historia de la
oruga-mariposa, este no es un final sino el inicio de algo notable.
Un sueño cumplido es un nuevo
principio, el trabajo no ha terminado. Si quieres mantenerlo vivo deberás
alimentarlo con toda clase de pensamientos y actitudes que lo nutran. Pero si
lo das por sentado y lo desatiendes, podría desvanecerse.
Los sueños necesitan mucho amor
antes y también después de cumplirse. Nunca lo olvides.
Tras cerrar este libro. Te invito a
cerrar también los ojos y a imaginar tu vida tal como la deseas en los próximos
años. Si después tomas decisiones, alcanzar tu cima, pasas a la acción despliegas
tus alas, escribirlo habrá valido la pena.
Y ahora toca despedirnos con la
esperanza de que si algún día publico otro libro sobre éxito personal ya no
tengas ninguna necesidad de leerlo. En lugar de eso, cuéntame tu testimonio,
esperaré tu e-mail.
Gracias por elegir leer “El método
de los deseos cumplidos”. Gracias por acudir a esta cita con tu sueño. Como ya
te habrás dado cuenta, este libro es una cita contigo mismo, en la cima del
sueño de tu corazón. Te agradezco tu cálida compañía hasta este último
artículo. Fue un placer compartir este
tiempo contigo. Solo me queda desearte una vida llena de propósito en cada uno
de sus días.
Tres
preguntas que pueden cambiar tu vida:
1. ¿Cuál
es el mejor modo de usar mi tiempo ahora mismo?
a) ¿Qué
es realmente importante en este momento?
b) ¿En
qué podría invertir mi día, en vez de ir a trabajar, para que no tuviera que ir
nunca más a "trabajar"?
c) ¿Dónde
estaré en un año si no cambio nada?
2. ¿Qué
tareas importantes me acercan al resultado y que tareas urgentes me alejan?
3. ¿Qué
elijo hacer y cuándo lo haré?
Tres
tareas para la acción inmediata:
1. Haz
un mapa de tu tiempo. Dibuja un círculo y segméntalo en porciones según como
consumas tu jornada: trabajo, descanso, ocio, familia, cultura, ejercicio,
espiritualidad, entretenimiento, compras, etc. Pinta de rojo la parte que no te
conduce a tu objetivo y de verde la que sí. Si el círculo es más rojo que
verde, corrige tu agenda hasta que el verde predomine. A su lado dibuja un
nuevo círculo con una nueva distribución del tiempo. En esta nueva propuesta,
da prioridad a lo que es importante para ti. Establece tu tiempo vertical y tu
tiempo horizontal. Define las metas a corto plazo (en los próximos tres meses),
a medio plazo (en los próximos doce meses) y a largo plazo (en los próximos
cinco años).
2. Establece
el compromiso de realizar cada día, como poco, una tarea de tu "Plan de
Manifestación". Una al día es suficiente para empezar, aunque mejor sería
cinco. Pero no permitas que pase un día en blanco sin hacer nada que te acerque
a tu sueño. Una al día es mejor que ninguna hoy y dos al día siguiente. En una
escala de uno al diez, pon nota a diario a tu nivel de compromiso. Subir a la
cima requiere cierto ritmo. Da pequeños pasos, pero sostenidos en el tiempo,
antes que un gran esfuerzo a última hora.
3. Afila
el hacha, prepárate para el éxito. Establece tu programa de aprendizaje
continuo (lecturas, DVD, CD, cursos y seminarios, conferencias) y concédete un
presupuesto anual con ese fin. Regálate una agenda y pon fecha a todas las
tareas que te conducirán a la cima de tu sueño.
Una
idea para resumir:
No es la aptitud —la
preparación— lo que cuenta, sino la actitud —la predisposición. El logro
depende de la persistencia con la que trabajes en las causas que crearan el
resultado deseado. "Enamorarte
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