Sincronicidad
Las sincronicidades son “casualidades con
significado”. Muchas personas, las califican de providencia divina, suerte,
destino, fortuna... Algunos lo llaman “leguaje de Dios”, otros “estado de
flujo”, otros “causalidades”. Como lo denominemos no tiene ninguna importancia,
Sea como fuere, ¿Por qué no aprovechar la ayuda que proporcionan?
Joseph Jaworski, en su libro Sincronicidad, acuño el término
“despliegue del orden creativo”. No he encontrado unas palabras que definan
mejor lo que ocurre cuando atraemos personas y situaciones sin que sea
necesario ningún esfuerzo. Y como él dice; “No se trata de una experiencia
mágica, sino muy terrenal”.
Cuanto más fluyes, más sincronicidades se
producen que ponen en movimiento la maquinaría cósmica que conspira para que
veas cumplidos tus deseos. Ahora, cuando miro hacia atrás me doy perfecta
cuenta de que mis mayores agolpes de suerte” se han producido cuando me hallaba
en “estado de flujo”, completamente abandonado y confiado a una inteligencia y
orden superiores. Créalo en tu mente y después suéltalo. Tienes que soltarlo
para atraerlo:
La que más necesites allí estará cuando lo necesites.
Cuando abandoné mi empleo de maestro, entré
en un estado mental de coherencia que desplegó el orden implicado de mi propio
deseo: un nuevo estilo de vida. Todo empecé a ser más sencillo, más rápido e
imprevisible. Mi compromiso desató una sucesión de pequeños milagros de
naturaleza sincrónica. Yo lo hacía todo y a la vez no hacía nada. Lo único que
sé es que al caos siguió el orden, y mis decisiones, tomadas desde la
coherencia y el compromiso, tenían mucho que ver con el despliegue de mi nueva
vida.
Y todo aquello ocurría no porque yo fuese un
escogido, sino porque yo había
escogido.
Escucha el lenguaje de las coincidencias. En
apariencia puede parecer que tus intuiciones no tienen nada que ver con el
objetivo que deseas alcanzar. Por ejemplo, tal vez te propones mejorar la
calidad de tu relación, y en tu empeño, y al poco tiempo, te quedas sin pareja.
A simple vista, parece una contradicción. Pero si esperas lo suficiente,
descubrirás que tu siguiente relación cumple tus expectativas de lo que debe
ser una relación bendecida. La mente tiene lógica; pero el espíritu, sabiduría.
Quienes han conseguido hacer sus sueños
realidad explican cómo empezaron y suelen expresarse en términos tales como:
“Algo inesperado ocurrió después de ponerme
en acción.”
“Actué aun sin conocer todas las respuestas.”
“Mi atrevimiento resulto ser muy creativo.”
“Pasé de preocuparme a “ocuparme” y todo se
resolvió.”
Dieron un salto de fe primero, y encontraron
el camino correcto después. Aprendieron a confiar en su guía interna sin
importarles cual era el discurso de su mente asustada. Su sueño llevaba
implícita una gran transformación personal y su espíritu, por medio del leguaje
de las coincidencias, diseñó las señales para dar un salto cuántico.
Siempre llega el día en el que aprendes a
confiar.
Este libro sin ir más lejos, ha sido objeto
de varios hechos sincronísticos que me proporcionarán la orientación y las
experiencias que este proyecto necesitaban. Yo puse todo de mi parte y acepté
toda la ayuda que lo ha hecho posible. Ni siquiera sentí que “tenía que
escribir”, más bien sentí que terminaría por hacerlo de cualquier modo incluso
a pesar de todos los inconvenientes. Así que me rendí porque en algún nivel
sabía que hacerlo me llevaría a disolver una vieja forma de ser.
Este libro ha llegado a tu vida en el momento
justo. Forma parte de un cúmulo de sincronicidades. Tal vez no lo sepas ahora,
pero lo sabrás sin ninguna duda. Las cosas suceden de un modo más ordenado de
lo que suponemos. Este libro no es una excepción.
¿Comprensión
o acción?
Si este libro pretendiera la comprensión de
conceptos no aplicables a la realidad, su lectura no valdría la pena. Pero este
no es un libro para la comprensión sino para estimularte a actuar en la
dirección de tus sueños.
Disponemos de sobrada información para
alcanzar una vida de plenitud, y sin embargo, lo que necesitamos es
transmutarla en hechos.
“Hacer la palabra carne”. Compruebo a menudo cómo
algunas personas destinan más tiempo a corroborar información que a
experimentarla. En otras palabras, se conforman con confirmar intelectualmente
lo que aún no se han demostrado vivencialmente.
Sueñan con una vida diferente pero no se
creen su sueño.
He sido consultado por algunas personas que
comprenden perfectamente sus dificultades y desean superarlas pero no parecen
dispuestas a abandonar los patrones de pensamiento que “crean” sus problemas.
Vamos a dejarlo claro y cuanto antes: para superar una dificultad
no basta la comprensión, sino la acción.
Todos podemos comprender que una relación o
un hábito no nos favorecen nada y sin embargo seguimos enganchados. La
comprensión busca el “porqué”. La comprensión casi nunca sirve para nada porque
“lo que hay que comprender” no vale la pena.
Muchos problemas no se resuelven porque se
busca solucionarlos en el ámbito mental o conductual pero no en la conciencia.
Paradójicamente, la preparación es otro de
los impedimentos a la acción. ¿Estás formándote ad infinitum para lo que nunca te sientes suficientemente
preparado? ¿Demoras la decisión de empezar para cuando te sientas 100%
preparado? Si las respuestas son afirmativas, eres una persona de lo más
prudente. Pero la prudencia en exceso es una gran imprudencia. Lo que sigue es
de Mark Twain: “Siempre encontraras
excusas pero ninguna es una razón”. He aprendido que los deseos se cumplen
pasando a la acción, no buscando excusas.
Si usáramos
solo la mitad de lo que ya sabemos nuestra vida sería el doble de buena de lo
que es.
Te acabo de dar una gran idea para duplicar
tu satisfacción.
Un ejemplo de uno de mis alumnos que nos
platicó que un día descubrió en su biblioteca un libro que no había leído
cuando lo compró diez años atrás. Resulta que explicaba la experiencia de una
mujer con sus jaquecas y como las resolvió. Y nos dijo: Yo he tenido toda la vida ese
problema, y —sin saberlo— ¡la solución en forma de libro estaba en mi casa sin
que le hiciera ningún caso! Un día lo devoré, lo apliqué y todo cambio. ¿Por qué no leí ese libro antes? ¿Cuántos
dolores de cabeza me habría evitado?
Ahora mismo estas tan cerca de tus respuestas
que no puedes verlas porque no tienen la apariencia de la solución que
buscas... hasta que experimentes.
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