miércoles, 10 de agosto de 2016

Quinta parte de "El Método de los Deseos Cumplidos" (Artículo 3)



Tormenta de ideas
Hoy en día hay más opciones que nunca antes. Existen más medios para conseguir lo que deseas que en cualquier otra época de nuestra historia.
Pero:
Las alternativas son tan abrumadoras que... ¿Cómo elegir?
He conocido personas que se pasan el tiempo probando todo pero profundizando en nada. Siempre pensando que su siguiente idea es la buena. Saltan de una cosa a otra con tal rapidez que no pueden valorar con qué vale la pena quedarse.
Si éste es tu caso, lo que sigue te ayudará a aclarar tus ideas.
Generar opciones es lo más parecido a una “tormenta de ideas”. ¿En qué consiste? Es una sesión intensa y corta en la que registrarás en tu libreta de notas todas las ideas que se te ocurran en el asunto que te ocupa —ya sea a la hora de crear algo nuevo o solucionar un problema—. ¿Para qué? Cito a Linus Pauling para responder a esta pregunta: “La única manera de tener buenas ideas es tener muchas ideas y descartar las malas”.
Cuando hagas tu lista no juzgues, tan solo anota. Incluso una idea absurda puede ser el germen de una idea brillante. No te quedes con el primero que surja. Enlaza ideas con otras ideas y ve a dónde te conducen. Con seguridad, conseguirás una lista con más ideas/opciones de las que necesitas. Después ya seleccionarás y priorizarás. 
Mis seis preguntas favoritas para generar opciones son:
1.   ¿Qué he intentado hasta la fecha?
2.   ¿Qué funciono bien?
3.   ¿Qué no funciono?
4.   ¿Qué puedo hacer diferente la próxima vez?
5.   ¿Qué no he intentado aun?
6.   ¿Qué contexto mental incluye la solución?
Veamos ahora tres sencillas reglas para elegir correctamente entre varias alternativas:

Regla 1: no elijas una alternativa hasta tener claros los criterios que ha de cumplir la mejor alternativa.
Regla 2: el mejor criterio de elección es el que responde a la pregunta: ¿En realidad qué quiero conseguir?
Regla 3: una vez tomada una decisión, pasa a la acción. Replantearla es un error monumental. La duda siempre es la estrategia más descabellada.

Por ejemplo, supón por un momento que decides cambiar de trabajo. Lo primero que deberías establecer son los criterios que deberá cumplir la nueva ocupación (interés, aptitud, idoneidad, prestigio, remuneración, expectativas, proximidad, horarios, etc.). Si no has establecido cuáles son los criterios básicos podrías aceptar un empleo “inaceptable”. De todos esos criterios de selección, el que responde a la pregunta: ¿En realidad, que clase de empleo deseo?, es el mejor porque te centra en lo que deseas y no en lo que se te ofrece. Y por último, una vez hayas elegido, no vuelvas al inicio del proceso debido a las dudas. Sella tu decisión dándola a conocer.
Muchas personas no ven ninguna oportunidad porque en realidad temen elegir; y las oportunidades suelen disfrazarse de problema. George Bernard Shaw lo captó y escribió: “Las personas que tienen éxito en este mundo son aquellas que se levantan y buscan las circunstancias que quieren y, si no las encuentran, las crean”. ¡Gran verdad!
Si ya tienes tu lista de decisiones priorizadas, lo segundo que debe suceder es pasar a la acción. La acción desvela ventanas de oportunidad: una cosa siempre lleva a otra. Y así es como sucede. La acción mueve una energía que activa cambios auspiciosos.

Haz que ocurra
Imagina que juegas al futbol en un equipo. Eres bueno con la pelota, te gusta tocarla, mantener su posesión. Hasta aquí todo bien salvo en un pequeño detalle. Si cuando estás frente al portero no sueltas el balón, y renuncias a la pelota, no hay gol. Así de sencillo.
Pues a menudo, eso es exactamente lo que sucede cuando no consigues lo que quieres. Te apegas a seguir deseándolo... y eso es lo que ocurre. Cuando llega el momento de actuar, todo lo demás está de más.
La opción de actuar no es opcional, es imperativa.
Empieza con un pequeño y simple paso. Después de este, ya descubrirás en qué dirección debes dar el siguiente. Ten presente que uno no se pierde tanto como cuando cree conocer bien el camino de antemano. El secreto está en empezar.
Cuenta la historia que un viajero se cruzó con un anciano, que resultó ser nada menos que Sócrates, y le pregunto: “¿Cómo puedo alcanzar la cima del monte olimpo?” El sabio griego le contestó: “Si quieres llegar a su cumbre asegúrate de que cada paso que des sea en esa dirección”.
Estoy seguro de que eres consciente de esto: una cosa lleva a la otra, un libro conduce a otro libro, una persona a otra persona”…, siempre sucede de este modo. Lo que necesitas, cuanto lo necesites, allí estará. Tenlo por seguro. ¿Cómo podrías perderte lo que se estableció para ti?
Intención: información
Atención: energía.
La suma de las dos: conocimiento aplicado.
Hacer reales tus deseos requiere valor, probablemente más del que nunca hayas mostrado antes. Arroparse con lecturas inspiradoras ayuda.
Nada predispone tanto el ánimo como una buena lectura. Lee textos motivadores. Con ese poderoso combustible, pasa a la acción. Después, celebra los primeros resultados aunque sean mínimos.
Sabrás que has aprendido cuando otros tomen tu ejemplo, cuando te afirmes en las peores circunstancias, solo entonces podrás decir que has aprendido bien. El aprendizaje es una escalera de infinitos peldaños: donde llegues solo depende de tu vértigo a las alturas.
Recuerda, siempre en este orden: primero lo haces posible en tu imaginación, después lo haces real con tu acción. Intención&Atención: haz que ocurra. Despega.

El Zen de Fluir
Puedes hacer que las cosas ocurran o permitir que sucedan.
En determinadas circunstancias, es preciso ser suave y abrirse a lo que desea llegar a ti; y en otras, es necesario tomar la iniciativa. ¿Cuándo hacerlo uno y cuando lo otro? Lo impecable consiste en combinar ambas fuerzas creativas
     Actividad y receptividad.
     Acción externa y acción interna.
     influir y fluir.
·     Hacer y ser.

Lo primero consume energías; lo segundo, las suscita. Es el modo en que respira la vida cuando sigue la antigua ley de la alternancia, y que resuena como un latido en los cimientos del mundo.
Averiguarás en qué aplicarte pues tu corazón sabe qué es mejor a cada momento. Alternar actividad y receptividad es una danza. Tú eres el baile, el bailarín es tu sueño. Fluir es sinónimo de no resistencia, no juicio, no mente, no acción, ¿Cómo entrar en flujo? Permite que la vida suceda a través de ti. En realidad no hay que hacer sino más bien dejar de hacer. Es acción pero es acción relajada.
Fluye y manifestarás sincronicidades.
La relajación activa tu hemisferio cerebral derecho —la puerta al inconsciente— y eso da paso a tu potencial creativo. Al activarlo, ingresas en el “mundo de las buenas ideas”. El hemisferio derecho, la mente creativa, percibe globalmente es capaz de comprender todo a la vez. Tiene el potencial de lo infinito.
Como decían los romanos: “Si tienes un problema sácalo a pasear”. Mueve tu cuerpo, el ejercicio cambia la química del organismo y activa tu punto de conexión con la inteligencia infinita de la que eres parte. Gracias al movimiento piensas mejor y la solución te encuentra porque dejas de consumir energía en procesos neuronales estresantes. Meditación en acción.

¡Cuántas veces un problemas se ha aclarado en momentos en los que no se estaba trabajando en él, sino descansando! Como escritor aficionado, sé que la mente creativa no trabaja bien bajo presión. Lo que mejor me funcional es esto. Me hago a un lado, no soy ego, dejo de estorbarme, fluyo libre de juicios y permito que lo que voy a escribir me alcance.

No hay comentarios: