¿Qué está pasando y, sin embargo,
qué debería pasar?
Por qué
algunas personas no consiguen su sueño
En una conferencia que impartí pregunté a la
audiencia: “¿Por qué razón la mayoría de las personas no consiguen sus
sueños?”. No se levantaron muchas manos. Tras tomar la palabra, las pocas
respuestas que conseguí sonaban ambiguas. Entre todos, descartamos algunas
causas. Y del consiguiente debate concluimos:
No se debe a un coeficiente intelectual bajo.
En el cómputo final, antes que el talento cuenta la persistencia. El éxito
llega después de haberlo intentado un incierto número de veces
"irrazonable” (muchas más de lo "razonable”).
No se debe al destino, ni al karma, ni a la
voluntad divina. El universo no se opone a nada, no evalúa méritos, no
establece diferencias, no juzga.
No se debe a la mala suerte. El universo no
escatima oportunidades y ama los actos inspirados por el amor. (Actúa y tendrás
suerte, y cuando más actúes – cosa que espero que suceda— más suerte tendrás.
Trabajar duro trae suerte, mucha suerte).
No se deberá a que no desees con suficiente
intensidad. La necesidad no se alía con el necesitado. El universo no entiende
el lenguaje de la desesperación. Y al fin, el apego y la desesperación por el
resultado lo estorban.
No se debe a las circunstancias desfavorables.
Las circunstancias se crean. George Bernard Shaw escribió: “La gente siempre culpa a sus circunstancias por lo que son. Yo no creo
en las circunstancias. Las personas que prosperan en este mundo son las que se
levantan y buscan las circunstancias que desean, y si no pueden encontrarlas,
las crean”.
No se debe a que el éxito de otro impida el
tuyo. En el universo no existe la escasez. Bien al contrario, cuantas más
personas logran sus metas, más despejado está el camino. Los pioneros de éxito
elevan el umbral de posibilidades. Si alguien pudo hacerlo, otros lo repetirán
o mejorarán.
No se debe a nada de todo eso. Ahí estábamos
de acuerdo.
Al final, entre todos, dimos con una causa
primordial: “La mayoría de las personas no consiguen sus sueños, porque no traducen
sus sueños en objetivos, en tareas concretas o en acciones con una fecha
asignada”. Y todos aplaudimos.
Si hay algo que quiero que saques en claro de
esta lectura es esto: muchos sueños se quedan en una fantasía por
no trazar un plan para hacerles reales.
¿Una vida de trabajo o el trabajo
de tu vida?
Siempre me he preguntado por qué las personas
no se dedican a algo que las haga sentirse bien en lugar de tolerar tareas que
consideran insoportables. ¿Por qué acuden cada mañana donde no hay nada para
ellas salvo un cheque a fin de mes? Se emplean en compañías que les pagan lo
suficiente, y no más, para que no se vayan a la competencia; y en
correspondencia, ellas trabajan lo justo para que no las despidan.
Desalentador.
El cuento es sencillo. Empieza en casa; o
peor, en casa y en la escuela a la vez, cuando te dicen; "Estudia mucho,
busca un empleo seguro y trabaja duro”. Y el cuento siempre acaba igual;
hombres y mujeres con miedo de ser ellos mismos, de escoger la vida que
vivirían y económicamente dependientes al final de una dura vida laboral. El
cuento es triste.
Antiguos compañeros siguen atrapados en un
trabajo en el que sobreviven de lunes a viernes. El fin de semana toman aire y
vuelta a empezar.
Su objetivo es llegar a la siguiente nómina.
Viven sin emoción, sin espacio para desarrollar su talento. Y así pasan los
años hasta que se ganan su merecido “reloj de oro” grabado por detrás: “A toda
una vida de dedicación” —o algo parecido—. Entran escalofríos solo con
pensarlo.
La mala noticia es que hoy ya no se regalan
relojes de oro cuando llega el retiro. Hoy, uno se entera por la prensa o las
redes sociales.
Hay alternativas: puedes crear o incorporarte
en un proyecto que te permita recobrar tu verdadera identidad. Contén el
entusiasmo, no he terminado. ¿Me refiero a un empleo? Desde luego que no, hablo
de un estilo de vida en el que tenga cabida el propósito de tu vida. Un trabajo
de por vida no es lo mismo que el trabajo de tu vida. La diferencia no está en
la duración sino en la pasión. Ahora sí, ya puedes hacer olas.
¿Te satisface tu actual modo de ganarte la
vida? Esta es una pregunta a la que todos deberíamos responder con honestidad.
Es sorprendente ver cuántas personas transigen en ocupar su tiempo en algo que
aborrecen, en un sector que nada les dice, en actividades que ignoran sus
valores, durante jornadas agotadoras, años y años. ¿Sorprendente verdad? Pues
ésa es la situación, según las estadísticas, de un ochenta y cinco por ciento
de la masa laboral. Solo un quince por ciento de los empleados eligen un
trabajo significativo, algo que realmente vale la pena para ellos.
¿Trabajar o vivir? ¿Por qué no las dos cosas
a la vez? Pregúntate como obtener las dos en lugar de una.
Para mi disfrutar del trabajo es algo
imprescindible. Ni me planteo dedicarle tiempo a tareas insustanciales, del
mismo modo que no acepto actividades y compañías insustanciales. La autoestima
también consiste en elegir “donde” pones tu tiempo.
Si crees que ya has aguantado demasiado
tiempo en un empleo que ya no te sirve y si deseas una ocupación que honre tus
valores, en algún momento habrás de dejar de conformarte con sobrevivir.
Llegará el momento en que querrás hacer de tu vida algo grande.
Tu eres tus proyectos (sean productos o
servicios): “Tú Sociedad Limitada”, el trabajo de tu vida: “Un proyecto Que Merece La Pena” te proporciona sentido, propósito,
significación frente a un simple empleo. "Trabajo” en inglés es job. Robert T. Kiyosaki en su genial
libro Padre rico, padre pobre, señala
el acrónimo: JOB (trabajo) como Just
Over Broke (casi quebrado). Da que pensar, ¿Verdad?
En Demian,
Herman Hesse escribió: “Cada hombre solo tiene que encontrar el camino hacía sí
mismo. Su tarea es descubrir su propio destino y vivirlo totalmente. Todo lo
demás solo es una existencia hipotética, un intento de evasión, una huida a "la
conformidad”. Lo leí hace años y aún resuena en mí.
Cuando defiendas tu marca personal y hagas lo
que amas, el mercado te “amará” y expresará su "amor” con una gran
prosperidad para ti y tu negocio.
Entiende esto: el mundo laboral está
cambiando velozmente. El modelo del trabajador por cuenta ajena, en busca de un
trabajo fijo y seguro, se disuelve por momentos. Palabras como outsourcing y outplacement serán pronto
muy familiares para todos. Las Empresas de Trabajo Temporal son los grandes
contratadores del futuro (¡Menudo futuro!).
Por suerte llega la era del emprendedor, del
agente libre, del talento enfocado al servicio, del autónomo, de “la marca
personal”, el “Tú S.A.”. Llega la era del logro.
Esto no es teoría, a mí me ha pasado. Está
ocurriendo... en buena parte del mundo y en este momento.
Diseña tu futuro, ofrece algo que mejore la
vida de los demás, disfruta haciéndolo, y el resto son detalles.
Me sorprende tanto esfuerzo en defender un
concepto obsoleto (“empleo seguro”) que no ayuda al trabajador a conquistar su
independencia financiera. El trabajo tal como lo conocemos va a desaparecer. Ya
está sucediendo. (No es un rumor. Ahora mismo estoy poniendo una mano sobre el
corazón).
Por otro lado, asistimos a un fenómeno de
alcance mundial en el que cada vez más personas se atreven a elegir el estilo
de vida que desean.
Es un momento de apertura en este terreno. Trabajar
ya no significa un medio de vida nada más, sino realización. Muchas
conciencias despiertan a su verdad.
Los padres suelen enseñar que el trabajo es
duro y que representa el medio para ganarse la vida. Sin embargo, trabajar solo
para poder pagar las facturas deja mucho que desear. Esta cita es de Dale
Carnegie; ¿Estas aburrido? Entonces lánzate a alguna ocupación en la que creas
con todo el corazón: vive por ella y encontrarás la felicidad que creías que
nunca sería tuya”. Tengo una pregunta que no va a dejarte indiferente: ¿A dónde
te conduce tu actual actividad?
El paradigma "ingresos del trabajo”, con
el que nos han educado, no funciona si lo que buscas es la independencia
financiera. ¿Conoces algún asalariado que lo sea? Ese paradigma es la razón por
la que muchas personas trabajan de sol a sol y aun así están permanentemente al
borde de la ruina. Despréndete de semejante paradigma.
Existen ingresos que no provienen del trabajo
sostenido; o mejor dicho, provienen de un trabajo puntual. Los royalties de
cualquier libro son un buen ejemplo. Escribirlo cuesta un buen trabajo, pero
durante los próximos años el autor estará ingresando royalties de ventas que se
producen sin que él intervenga, ¡Incluso mientras duerme! Este paradigma es más
interesante que el anterior.
Si has adoptado la idea (y no lo dudo), te
sugiero que pienses en alternativas a "ingresos del trabajo” —es un
paradigma en el que muchos están atrapados— y concibas fuentes de
"ingresos de negocios”: el camino directo a la independencia financiera.
Aquí está el secreto:
Construye paradigmas grandiosos.
La metáfora de la oruga y la mariposa no es
nueva pero sigue siendo eficaz. La oruga desaparece en una realidad y nace en
otra, esta vez, como una mariposa con alas. Para volar deben dejar atrás su
anterior vida de oruga y no parece que sea una gran pérdida. Volveremos a
encontrarnos con la oruga al final de estos artículos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario