domingo, 5 de mayo de 2013

Cualidades que se necesitan para el desarrollo de la consciencia (Parte 4)




16. El perdonar
Perdonar es mi gran privilegio. Comienzo por perdonarme para poder trascender mis errores. Al perdonar hago uso del don más bello que me infundió Dios y recuerdo que:

"Sólo seré perdonado si sé perdonar"

El perdón me libera y es el mejor regalo que puedo darme.

Sé que perdonar es olvidar de manera consciente una ofensa recibida, es ponerle punto final al rencor y al resentimiento que produce una falta de respeto a la dignidad.

La madre Teresa de Calcuta decía que cuando no sabemos perdonar vamos cargando un bulto muy pesado de angustia y agonía que, por desgracia, el día que tenemos que partir de este mundo no nos permite despegarnos de esta realidad para volar con libertad hacia la luz, nos ata las alas.

El ego terrenal se ofende fácilmente. Como está lleno de complejos e inseguridad, le cuesta mucho trabajo perdonar.

El alma no se ofende, pues vibra en el amor que está ubicado en un nivel muy alto y no le llegan los sentimientos negativos.

El alma perdona, porque comprende las debilidades del comportamiento humano y sabe de todas las pruebas que tenemos que pasar los humanos para aprender de ellas y superarlas. Por tanto, olvida.

17. El respetar.
Respetar es no agredir, no molestar ni ofender la dignidad de otro ser humano, ni la mía, ni la del Universo.

Es poner atención a las leyes éticas, es apreciar, respetando todo lo que tiene vida.

Sé que el respeto me brinda la paz y honra lo que es justo. El regalo más grande que me da el respeto es vivir en paz.

Esta actitud nos ahorra dificultades y sufrimientos, dado que las agresiones nacen de las faltas de respeto.

El individuo que practica el respeto es un ser consciente, ya que se da cuenta de las consecuencias que trae el violar las leyes morales y éticas por falta de consideración y educación.

Cuando se escucha hablar de una persona respetable, quiere decir que ha logrado actuar apegada a los principios y a la verdad, y esto provoca admiración y respeto.

La mejor aportación que le podemos dejar al mundo es formar hijos e hijas que sepan respetar; ésta es la forma correcta de educarlos y de demostrar el gran amor que sentirnos por ellos.

El respeto no permite manipular ni por medio de la razón ni por medio de los sentimientos. Los manipuladores son capaces de mentir con tal de dominar para lograr sus intereses egoístas.

Una persona respetuosa se da cuenta del mal que puede causar; está consciente y sabe el cuantioso precio que se debe pagar a la larga.

18. La coherencia.
Ser congruente quiere decir actual sin mentir, conforme a lo que digo que soy, a lo que digo que pienso y lo que digo que siento. Esta es mi forma de ser veraz y respetar mis convicciones.

Ser congruente es no usar disfraces falsos para engañar. Una persona congruente es responsable de sus actos, está convencida de que lo que hace concuerda con sus ideales.

El problema es que los seres humanos decimos ser lo que en realidad no somos, nos inventamos personajes para actuar en distintas circunstancias y escenarios de la vida; todo depende de la ocasión y del grupo en el que interactuemos.

Así vivimos engañándonos unos a otros.

Los individuos que actúan conforme a la verdad logran manejar el Poder de la atracción y, en consecuencia, logran una energía impresionante. La congruencia, entonces, opera y se vuelven líderes.

Los pocos seres en el mundo que son coherentes son también adinerados y respetados.

19. La responsabilidad.
Es aceptar y cumplir las decisiones que tomo en mi vida, comprender que no debo culpar a nadie de mis errores y mis omisiones y aceptar que sólo depende de mí hacer buen uso de mi libre albedrío.

La responsabilidad no tiene edades. Hay niños responsables y hay adultos irresponsables, todo depende de la formación que hemos recibido y de la Conciencia que hemos desarrollado.

Es la obligación de responder por las decisiones que tomamos, midiendo las consecuencias que vamos a generar tarde o temprano.

Un individuo responsable acepta, no culpa, cumple sin disculparse y no busca excusas, mira de frente los problemas y no huye, sabe pedir perdón cuando se equivoca y reconoce sus errores.

El ejemplo que damos los padres y las madres a los hijos es responsabilidad nuestra. Debemos estar atentos a lo que decimos, sentimos y actuamos, pues ellos son como esponjas que absorben todo y, después, actúan acorde con el ejemplo que se les ha dado.

La responsabilidad genera confianza en los demás, ya que la aprecian y respetan; es una perfecta tarjeta de presentación.

20. El silencio
Debo desarrollar en mí el silencio interior; para poder observarme y disciplinar mi mente, ordenándola.

En el silencio, poco a poco voy encontrando la paz, es mi refugio de tranquilidad, quiero escuchar lo que me dice mi alma y un día alcanzar el privilegio de conversar en el silencio con Dios.

Por desgracia, en la sociedad en que vivimos, cada día es más difícil disfrutar el silencio.

Vivimos inmersos en el bullicio, el ruido y el apuro; se cree que es más importante la rapidez que el tiempo para poner atención y no cometer errores.

Es por eso que la meditación comienza a, tener un gran auge, ya que es la manera de practicar el silencio, aunque sea por corto tiempo. Es la forma en que aprendemos a disciplinar la mente, para poder ordenar los pensamientos que actúan como caballos desbocados galopando desenfrenados hacia donde se les pega la gana. Entonces, al lograr calmarlos, comienzan a obedecernos y se organizan sin hacer ruido.

Cuando todo esto se logra descansamos en el silencio, para después emerger de él con más energía y con claridad mental para tomar decisiones correctas.

¡La paz del alma se encuentra en el silencio!

21. La fe
La fe es la fuerza de mi Espíritu, es la que me lleva más allá de la razón y me permite creer en los milagros, aviva en mí la esperanza de hacer surgir todo mi bien, toda mi luz interior; para sostener mi vida.

Tener Fe es apoyarse en el bien. Es creer en el mundo espiritual de donde se desprende mi energía de vida.

La fe ciega no sirve. Nos vuelve fanáticos y perdemos la capacidad de razonar; escoger y decidir.

La Fe consciente en el bien no fanatiza, Nos deja en libertad para escoger cuál es el camino correcto para poder evolucionar.

Cada uno de nosotros es un ser único y tenemos una misión que cumplir individualmente. Por eso la fe tiene muchas denominaciones y existen las diferentes religiones, ya que cada una de ellas profesa su fe en forma distinta.

Todas las religiones son buenas cuando están cimentadas en actos conscientes, capaces de construir y no de destruir.
Las buenas religiones son aquellas que nos llevan a ser mejores seres humanos alejándonos del odio, del rencor y de la venganza, las que nos enseñan a amar y respetar la dignidad humana, así como también a la naturaleza, a los animales y al bienestar del Universo entero.

22. El amor
Sé que el amor es la fuerza más poderosa que poseo, la más bella, la más buena, y quiero compartirlo.

En el amor me apoyo para servir y volverme un digno instrumento de Dios. El amor todo lo cura.
  • Benditos y privilegiados somos los seres humanos, pues tenemos la capacidad de amar.
  • El amor perdona y olvida, borra de la memoria todo lo negativo. 
  • El amor une, no separa.
  • El amor no exige, sólo se complace en dar.
  • El amor no pone condiciones, no es un negocio.
  • El amor no es víctima, es todopoderoso.
  • El amor no discute, dialoga.
  • El amor no juzga; observa y respeta, y sólo da su opinión si se la solicitan.
  • El amor no toma nada personal, pues está en el alma.
  • El amor verdadero no se ofende, pero como se respeta mucho no acepta mentiras; está fincado en la verdad.
  • El amor no manipula a nadie, no lleva intereses ocultos.
  • El amor es libre jamás se le puede meter en una jaula.
  • El amor no tiene precio, es invaluable y no se puede vender.
  • El amor cree en la bondad y la practica en el respeto y lo brinda; se entrega sin condición.
  • El amor no desea poseer y el que demanda posesión lo convierte en egoísmo.

sábado, 4 de mayo de 2013

Cualidades que se necesitan para el desarrollo de la consciencia (Parte 3)




9. La concentración
La concentración significa adentrarme en mi atención, centrarme, refugiarme en mi silencio interior para observar con profundidad lo que estoy pensando, sintiendo y haciendo.

Sólo si logro concentrar me saco adelante mis ideales y mis metas. Los seres que han triunfado siempre están concentrados.

La concentración no puede ser continua, se maneja por lapsos y los beneficios que aporta son impresionantes.

La concentración es la capacidad de reunir información y meditar sobre los conocimientos y experiencias para poder lograr resultados y conclusiones conscientes.

Nuestra mente es poderosísima para crear, razonar y aprender. Los seres humanos sólo usamos una pequeña parte de su capacidad. Si nos lo proponemos podemos aumentar nuestro potencial mental, concentrándonos con disciplina v prestando atención.

La concentración nos lleva al equilibrio. Por lo tanto, el Poder de la atracción comienza a funcionar cuando la voluntad, la intención y la atención se concentran.

10. La flexibilidad
Soy un ser flexible y se que nada permanece inmóvil, todo cambia igual que el agua fluye y el viento se mueve. La flexibilidad me permite adaptar me, moverme con facilidad y me protege de no quebrarme en la físico, lo emocional y lo intelectual. Me ayuda a aceptar otros 
puntos de vista sin molestarme.

Si no le damos movilidad a los miembros de nuestro cuerpo, éstos se atrofian y nos paralizamos.

Lo mismo ocurre con nuestra mente: cuando cae en la necedad y el fanatismo, la razón pierde la flexibilidad y ya no nos puede guiar correctamente.

Cuando nos perdemos en un mar de confusión y de angustia, los sentimientos se ven encerrados y encadenados por pensamientos rígidos.

La rigidez convierte a los humanos en seres fríos, crueles, enojados y tristes, los vuelve viejos con rapidez.

La flexibilidad nos mantiene jóvenes y con capacidad de adaptarnos a las circunstancias, sin sufrimiento y con movilidad para resistir los embates de los cambios y los vientos.

La flexibilidad acepta. La rigidez niega.

11. La tenacidad
Debo insistir y persistir hasta que mi mente enmiende sus errores y valore sus aciertos, es la energía extra que aplico para lograr que lo que deseo pueda aterrizar en la realidad. La tenacidad no conoce el cansancio.

El mejor ejemplo para describir correctamente la función de la tenacidad la encontramos en la naturaleza, que siempre cumple con sus ciclos, regalando su generosidad y su abundancia.

La tenacidad no acepta las excusas, pues estos pensamientos le restan energía.

Un ser tenaz siempre alcanza a realizar lo que se propone, ya que tiene el empuje y la flexibilidad de saltar sobre todos los obstáculos que encuentra en el Camino, para continuar adelante.

La tenacidad es creativa, cumplida, disciplinada e invencible, trabaja hasta lograr sus metas con inteligencia.

La necedad es obsesiva y no razona, se encierra en su capricho egoísta, falta al respeto y agrede. No debemos confundir a una persona necia con un individuo tenaz, pues la diferencia es muy grande.

12. El desapego.
Hay muchos tipos de apegos. No sólo hay apegos materiales, también hay los emocionales y mentales. Todos ellos me pueden quitar la libertad y me atan el día que ya no pueda fluir y avanzar.

Dejo ir pensamientos y sentimientos negativos junto con los apegos materiales innecesarios que no me hacen bien ni me dan felicidad, pues sé que nada es para siempre. Lo único que es eterno es el Espíritu de Dios y mi alma.

El desapego es la lección más importante que vengo a aprender en mi trayecto de vida.

Nos vamos llenando de cosas materiales porque nos dan estatus; pero así dejamos de ser libres, dado que debemos cuidar esas cosas para que no nos las quiten o nos las roben.

Lo mismo nos pasa cuando logramos llegar a un lugar importante en la sociedad; ya no volvemos a tener paz, preocupados por perder el poder o fallar.

En el terreno emocional ocurre lo mismo, nos vamos aferrando al amor o a la presencia de otro ser humano y pensamos que nos pertenece. Queremos poseerlo y comienzan la manipulación y los celos, lo único que ganamos es asfixiar al amor pretendiendo eternizarlo.

Así nos encadenamos a toda clase de apegos sin darnos cuenta; se nos acaba el tiempo de vida, ocupándonos en tener más, en vez de ser felices y disfrutar de la bendición de estar vivos.

Eso no quiere decir que debemos convertirnos en seres mediocres, que no anhelan mejora, que no arriesgan y se conforman con cualquier cosa.

Podemos desear lo mejor y trabajar para lograrlo, disfrutar de la abundancia y del éxito. Nos merecemos lo mejor de la vida, pero debemos comprender que todo esto es para disfrutarlo y compartirlo, no para sufrirlo. Y es que el día que nos toque irnos partiremos solos y no nos llevaremos nada.

13. El equilibrio
El universo continúa existiendo por el perfecto equilibrio que lo mantiene funcionando en movimiento constante.

Dentro de mí debo equilibrar lo positivo y lo negativo, lo masculino y lo femenino, el rigor y la clemencia, la luz y la sombra. Al equilibrarme, los excesos ya no me atraen; comprendo que la única forma de lograr la armonía y la paz dentro de mí es nivelar la balanza de mis pensamientos y sentimientos.

En la filosofía de China, el equilibrio es la respuesta final y la más importante para aquel que ha trabajado en la evolución de su ser, pues sabe que la armonía llega con el equilibrio.

EI equilibrio se logra cuando ya existe en nosotros la seguridad de nuestros actos, sabemos lo que queremos y hacia dónde vamos, disfrutamos de bienestar al hacer lo que nos gusta.

EI equilibrio es madurez, es quietud interior y capacidad de ver con calma y claridad el panorama completo.

Cuando logramos equilibrarnos, el ego se sitúa en el lugar que le corresponde, deja de molestar y ya no nos distrae con sus demandas.

El conocimiento y la intelectualidad nos quitan la ignorancia pero no nos equilibran, nos volvemos adictos a la información y podemos caer en la soberbia.

La sabiduría, en cambio, es la comprensión profunda que da el conocimiento, del cual se desprenden valores y principios. Es un saber prudente y respetuoso que abarca muchos temas, que instruye y busca el equilibrio. La sabiduría es humilde discreta y noble no habla mucho pues no le interesa llamar la atención, pero aplica su saber correctamente y con sencillez en la vida.

El equilibrio se logra con sabiduría.

14. La humildad
Sólo al ser humilde soy un buen discípulo de la vida, pues sé escuchar para poder aprender y soy capaz de aceptar la verdad como mi guía. La humildad es la sencilla dignidad de los sabios bondadosos, es saber apreciar la simplicidad de la vida y no buscar elogios.

No se debe confundir el concepto de humildad con la falta de dignidad y sumisión absoluta.

El verdadero significado es dejar ir el orgullo falso y la vanidad altanera que se llama presunción, creyendo que las posesiones materiales y los valores inventados convierten a una persona en alguien superior.

La humildad es la nobleza del alma, es el respeto callado que acepta aquello que es verdadero y no ofende, pero defiende su dignidad.

La pobreza no es sinónimo de humildad. Un ser humilde es el que ya tiene la seguridad de saber que posee la riqueza del alma.

Bendito aquel que, teniendo riquezas materiales, no se deja caer en la soberbia y actúa con humildad, comparte y hace fluir su abundancia.

Lo mismo se aplica al erudito que instruye y comparte su conocimiento con una actitud humilde y con el único fin de ayudar a la evolución de la humanidad.

15. La bondad
La bondad está llena de amor.

Es compasiva, paciente, sabe dar, compartir, escuchar, comprender, perdonar, no juzgar, acaricia almas y da libertad.

La bondad se da sin esperar nada a cambio.

Ésta es la cualidad más bella que poseemos los seres humanos, pues somete y vence al egoísmo.

La bondad es generosa y agradecida, está inmersa en la Chispa Divina con la que nacemos.

Debemos pensar y actuar con bondad, ya que este sentimiento adorna nuestra vida y nos regala paz.

La bondad no reclama ni sabe juzgar, sólo sabe dar.

En el mundo competitivo en el que vivimos, la bondad no está de moda porque por lo general se le cuelga la etiqueta de "tontería", y se cree que estorba en el camino de los logros materiales.

No debemos equivocarnos pensando así, pues estamos sacrificando la satisfacción de sentirnos generosos y todopoderosos con nuestro amor.

La bondad no sospecha; confía y se entrega sin dudar. La bondad es simple y fresca, se da con alegría, no busca el intercambio sino que goza del placer de compartir y ayudar.


viernes, 3 de mayo de 2013

Cualidades que se necesitan para el desarrollo de la consciencia (Parte 2)




4. La decisión
Es saber que el escoger y decidir las diferentes opciones que tengo en la vida son mi privilegio.

No debo perder mi tiempo de vida dudando; debo ser valiente y arriesgarme decidiendo, para poder adentrarme en el misterioso porvenir.

Sin decisión soy como un barco a la deriva que navega sin timón, a merced de los caprichos del mar.

La capacidad de decidir es aplicar la razón, cualidad que nos diferencia de los animales.

Tomar decisiones es ser responsable, es medir las consecuencias de nuestros propios actos; así, seremos los líderes de nuestras vidas.

La tibieza y la indecisión nos convierten en seres mediocres. Las personas miedosas dudan de todo y muchas veces delegan a otros la responsabilidad de escoger las opciones que les competen, con tal de no asumir compromisos.

Los indecisos son los candidatos perfectos par a ser víctimas de los manipuladores. Hay que entender que el mundo está lleno de manipulación en todos los niveles, pues los egos sólo buscan a los indecisos para poder satisfacer sus necesidades o sus caprichos.

La decisión trae consigo una poderosa energía que da seguridad.

5. La observación
Debo aprender a observarme y observar todo lo que existe a mí alrededor en este mundo. Es la única forma de llegar a conocerme y conocer lo que me da la vida.

Los grandes sabios de la historia aprendieron del Universo observando, dejándonos un legado de conocimiento muy valioso.

Para poder corregirme o felicitarme por mis acciones, debo volverme el testigo silencioso de lo que pienso, siento y actúo.

En la actualidad se vive en un mundo lleno de prisa y deslumbrados por la superficialidad. No debemos sucumbir y caer en esta actitud distraída y confundida.

¿Cómo podemos pretender cambiar, si en realidad no nos conocemos?

Debemos aprender a observarnos en lo físico, lo emocional y lo mental para poder saber cómo actuamos, y así, corregir nuestros hábitos negativos.

Debemos observar el funcionamiento perfecto de la naturaleza; en ella tenemos el mejor instructor.

La observación mantiene despierta nuestra atención, estamos al día de cuanto ocurre y siempre descubrimos algo nuevo en nosotros, en los demás y en nuestro entorno.

6. La aceptación.
Me acepto con mi lado de luz y mi lado de sombra. Acepto mi realidad para poder cambiar lo que es negativo en mí o acrecentar mis virtudes. Acepto las lecciones que me da la vida, placenteras o dolorosas, porque sé que es la única forma de aprender y evolucionar.

Acepto que en mí existe un lado femenino intuitivo y un lado masculino práctico. Al comprenderlo alcanzo el equilibrio; entendiendo mi dualidad; llego a la verdadera sabiduría que me permite vivir armónicamente.

Para poder vivir en armonía, debemos aceptarnos y aceptar nuestra realidad y, a partir de ese punto, comenzar a trabajar en nosotros para evolucionar.

Aceptar es no suponer; es no disfrazar la verdad.

La aceptación te permite ver con claridad y sin excusas.

Todo lo que hay en cada uno de nosotros nos convierte en seres únicos, así es que nuestras cualidades y capacidades son útiles para la evolución del género humano.

Para poder corregir nuestras debilidades, primero debemos aceptarlas sin excusas, enfrentarlas para saber cuál es el trabajo mental consciente que hemos de realizar para cambiarlas.

La aceptación es una actitud humilde ante la equivocación, pero también puede ser un reconocimiento ante las virtudes que poseemos; ésta es la forma de adquirir seguridad en nosotros mismos.

7. La atención.
Si presto atención, vivo el día de hoy. Sin atención sólo actúo por costumbre, no puedo evolucionar ni realizar mis anhelos. Muchos de los errores que cometo se deben a que estaba ausente mi atención.

La atención radica en el presente. Si nuestra atención estuviese despierta, en cada momento de nuestra vida seríamos seres conscientes y todopoderosos. Al limpiar nuestra mente de pensamientos basura que nos distraen, logramos que la atención se centre y producimos resultados prodigiosos.

Entonces todo se vuelve posible, pues la atención busca las salidas correctas que nos llevan a lograr los éxitos.

La mayoría de los errores que cometemos ocurren por no estar atentos. Las cárceles están llenas de personas que actuaron sin poner atención, que
faltaron a los valores y principios éticos y morales, sin medir las consecuencias de sus actos.

Cuando actuamos por hábito nos conducimos como robots, en forma mecánica o de memoria. No debemos olvidemos que la Conciencia reside en la atención:

8. La disciplina
En el Universo hay un orden, en mi vida debe existir también un orden. Es la cualidad de la disciplina la que me permite cumplir con mis deberes, la que me impulsa a esforzarme, para lograr que triunfe mi decisión sobre las metas que me impongo.

Nuestra mente obedece a medida que le damos una estructura y la disciplinamos. Lo mismo sucede con nuestro cuerpo y nuestros sentimientos. La disciplina es respetuosa, enseña a cumplir y obedecer las leyes que ordenan a la sociedad, para no caer en el caos que traen el desorden y la falta de autoridad.

La vida se torna más fácil y nos armoniza cuando se nos enseña cuán importante es ser respetuosos y disciplinados.

Los pensamientos son por naturaleza indisciplinados, pues no les hemos enseñado a obedecer; van a donde quieren. Una forma práctica de que ensayen la disciplina es por medio de la meditación, pues así se acallan los pensamientos.