domingo, 17 de marzo de 2013

URGENTE...!!!



¡Se ha descubierto que nunca hubo nada malo en ti!

Desde el primer momento no ha habido nada malo en ti. No naciste en pecado. Tu destino nunca fue enredarte en todo ese montón de basura. Nunca hubo nada fundamental que le hiciera falta a tu vida. Tan sólo lo imaginaste. Algunos trataron de convencerte que no eras lo suficientemente bueno. En tu inocencia y sin las pruebas evidentes de lo contrario te lo creíste. 

Así que invertiste todos esos años tratando de arreglarte, purificarte y perfeccionarte. Fuiste tras el poder, la riqueza, la fama e incluso la iluminación con el fin de probar tu valía como un "yo". Te comparaste con otras versiones de "ti" y siempre te sentiste inferior o superior y todo se volvió tan cansado tratando de llegar a esas inalcanzables metas, tratando de vivir a la altura de una imagen en la que ni siquiera creías honestamente anhelando un profundo descanso para ti.

Pero, siempre fuiste perfecto, ¿ves?... desde un principio. Perfecto en tu completa imperfección. Tus imperfecciones, tus manías, tus defectos, tus locuras, tu único e irremplazable sabor es lo que te ha hecho tan adorable, tan humano, tan real, tan abierto a cualquier interacción. Aún en tu imperfección, siempre fuiste la perfecta expresión de vida, el amado hijo del universo, la obra de arte más completa, única en el mundo y merecedora de todas las riquezas de la vida.

Nunca se trató de ser un perfecto "yo". Siempre se trató de ser perfectamente Aquí, perfectamente Ahora, perfectamente tú, en toda tu divina extrañeza.

"Olvida esa oferta de perfección ", así canta Leonard Cohen. "Siempre hay una grieta en todo. Así es como penetra la luz."

Jeff Foster

sábado, 16 de marzo de 2013

Un cuentito sobre consciencia...




Había una vez en algún país lejano un viejo y humilde carpintero que se llamaba Geppetto. Vivía solo soñaba con tener un hijo de carne y hueso. Al no poder realizar su sueño, fabricó un muñequito de madera y le puso por nombre Pinocho. Cuando terminó de hacerlo, se asomó a su ventana para ver el cielo y le pidió a una estrella un deseo: que Pinocho cobrara vida.

Esa misma noche, mientras Geppetto dormía, llegó un hada y tocó a Pinocho con su varita mágica; así, le dio vida. Pero al mismo tiempo, salió de la nada un grillito que se presentó ante Pinocho y le dijo que él era su Conciencia (todos los que hemos sido niños conocemos muy bien este cuento).

El grillito Conciencia no se despegaba de Pinocho: Lo guiaba y lo aconsejaba, le hablaba sobre todo la que es bueno y le decía que debía estar atento para no cometer errores. Le hacía ver todo lo que es malo. 

Así comenzaron juntos un largo recorrido de vivencias y experiencias negativas porque Pinocho hizo amistad con muchachos que no sabían de valores ni principios, pero, a pesar de que sufrió mucho, prendió grandes lecciones de conciencia y, arrepentido, regresó al buen camino.

Como la verdad y el bien triunfan a la larga, este cuento termina con un Pinocho que el hada convierte en humano, un ser despierto, que puede decidir y escoger el camino de su vida, dando lo mejor de sí con respeto y amor.

¡Y todos fueron felices!



viernes, 15 de marzo de 2013

¿Que quiere decir conciencia?




La Conciencia es “darme cuenta”, es ubicarme en la realidad.

* Es darme cuenta de lo que estoy pensando

* Es darme cuenta de lo que estoy sintiendo

* Es darme cuenta de lo que estoy haciendo

La vida se conforma de pequeños instantes de Conciencia, lapsos que se van entrelazando y los graba la memoria. Son los momentos en que pongo atención y me recuerdo a mí, únicamente éstos son los instantes conscientes que quedan presentes en mi diario vivir.


¿Por qué debo trabajar en el despertar de la conciencia?

Porque al despertar la Conciencia me ubico en el presente, en el día de hoy y aprendo a observarme. Comienzo a poner atención en lo que estoy pensando, en lo que estoy sintiendo y en lo que estoy haciendo. Aprendo a escuchar y vigilo mucho lo que voy a decir, ya que me doy cuenta de que todo lo que hago creará una consecuencia, y depende sólo de mí que la experiencia que voy a vivir sea placentera, feliz, o desagradable y de sufrimiento. 

Al despertar, me vuelvo responsable de mis propios actos y soy capaz de vivir con intención y voluntad. El resultado es que mis experiencias cambian y comienzo a cultivar la armonía, al aprender a disfrutar de todos los momentos que conforman mi vida.