jueves, 21 de noviembre de 2013

Triunfar en la vida



Para triunfar en la vida, hay que buscar incansablemente y antes que todo, nuestro SER, y entregar la vida para ser  nosotros mismos, jamás sacrificar nuestra vocación para complacer a alguien, a pagar el precio que la vida impone, para lograr nuestra propia realización.

Entonces lo primero que tienes que hacer es estar interesado por la vida, tienes que interesarte por aquello que te cautiva, por aquello que te atrapa, que te jala, que te atrae, que te hace que te levantes de la cama, tienes que atreverte a estar interesado.

El decir estar interesado  parece como si fuera malo porque confunden la  ésta palabra  con “la codicia” pero nada tiene que ver una con la otra.

¿Sabes quién ha hecho la historia de la humanidad?

¿Alguna vez lo has pensado?

…Precisamente, los interesados, esos que han arriesgado la vida misma por ver realizados sus sueños, simplemente como un ejemplo: imagínate a aquellos que se atrevieron a abrir un cuerpo humano en 1500, cuando eso estaba penado con la hoguera y  la excomunión, porque se consideraba al cuerpo humano como “El templo del Espíritu Santo” estos hombres estaban tan interesados en explorar los misterios del ser humano y gracias a ellos tenemos hoy la anatomía, gracias a ellos la medicina ha evolucionado, sin ellos jamás hubiéramos avanzado.


Otro par de interesados sin remedio, incansables, terriblemente interesados, fueron los hermanos Wright, pioneros de la aviación, estaban interesados en volar, buscaron apoyos en el gobierno y se los negaron, aduciendo que volar solo estaba destinado para los pájaros o para los ángeles, su gran interés los llevó a perseverar en su proyecto, y cuando lo lograron todos se dieron cuenta de las dimensiones de su proyecto.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El éxito si exsite


Quiero iniciar este material con un relato que sucedió allá por 1887 en los Estados Unidos.
Un caballero de aspecto distinguido de aproximadamente 60 años estaba comprando verduras y entregó a la cajera un billete de 20 dólares esperando su cambio, la cajera aceptó el dinero y lo puso en el cajón para cambiarlo y regresar el cambio, cuando notó que la tinta se estaba despintando y le estaba manchando los dedos que todavía estaban mojados por las verduras. Asombrada, se detuvo para pensar qué hacer. Después de un instante de luchar con sus dudas, tomó una decisión. El caballero del que te hablo se llamaba Emmanuel Niger.
Un amigo, vecino y cliente de muchos años ciertamente no le daría un billete si no fuera genuino por lo que ella le entregó su cambio y él salió de la tienda; más tarde se quedó pensando y reconsideró su decisión, debido a que en 1887, 20 dólares eran mucho dinero, por lo que mandó llamar a la policía; uno de ellos  tenía confianza en que el billete era genuino, en tanto que al otro, le intrigaba la tinta que se borraba.
Finalmente la curiosidad y la responsabilidad les hizo obtener una orden de cateo para entrar en el hogar del señor Niger, en el ático encontraron los instrumentos e instalaciones necesarios para reproducir billetes de 20 dólares, incluso encontraron un billete de 20 dólares en proceso de impresión, también encontraron 3 retratos de Emmanuel Niger, este hombre, era un buen artista, era tan bueno, que había pintado a mano esos billetes de 20 dólares, sigilosamente de trazo en trazo, aplicaba el toque maestro con tanta habilidad que pudo engañar a todas las personas, hasta que lo descubrió un capricho del destino, manifestado por las manos mojadas de una vendedora de la tienda de verduras.

Después del arresto, los retratos que había hecho Niger se vendieron en una subasta por 16.000 dólares cada uno, la ironía de esta historia es que este hombre, este artista utilizaba exactamente el mismo tiempo para pintar un billete de 20 dólares que para pintar un retrato de 16.000, efectivamente este hombre brillante era un ladrón en toda la extensión de la palabra, increíblemente a la persona que más le robó fue a sí mismo, no solo pudo ser un hombre rico, si hubiera comercializado  legítimamente con su habilidad, sino que en el proceso hubiera aportado mucha alegría y beneficios a sus   clientes. Fue otro en la lista sin límites  de los que se roban a sí mismos, cuando tratan de robar a los demás.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Actuar en consecuencia



- Me doy cuenta ahora de que ver lo que es, me abruma. A veces es en mi propia vida y en mis relaciones pero más cuando veo lo que pasa en el mundo. La cosa va muy mal.
- Te entiendo muy bien. Es por eso que la mayoría de nosotros hablamos en tercera persona y decimos: "La gente no hace..." "Si tan sólo la gente..." "La gente dice..." El ser humano ha hecho..."
Sin embargo, nosotros somos "la gente" y somos los que decimos y no hacemos. Cuando expresamos: "El ser humano mató a cien millones de sus semejantes el siglo pasado", "El hombre está destruyendo el planeta", "El hombre lo ha contaminado todo" deberíamos decir: "nosotros estamos matando, destruyendo y contaminando."

- ¡Espera un momento! Yo no he matado a nadie... Ni me siento responsable.
- Si no eres parte de la solución entonces eres parte del problema.
Mientras sigamos solapando este sistema, mientras sigamos distraídos mirando hacia otro lado, mientras no hagamos algo al respecto, somos cómplices de todo lo que pasa en este mundo.

- ¿Y qué podemos hacer? No me digas que quieres cambiar el mundo.
- Se trata de cambiar nosotros. Cuando sanes tu vida, sanarás al mundo.
Lo que realmente importa es lo que tú hagas independientemente de los resultados. Tienes que darte cuenta de que cada una de tus acciones y decisiones por simples que parezcan tiene consecuencias en el mundo: Si tiras una botella de plástico en el campo, si le compras a una corporación irresponsable, si le mientes a tu esposa, si te la pasas quejándote; todo eso tiene repercusiones a nivel global.
Y para ir más allá de las palabras, algunas acciones que te propongo:

Consumir responsablemente


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una persona consciencia


Si tú tienes la posibilidad de comprar este libro, la capacidad y el tiempo para leerlo y tu vida no es ahora mismo una experiencia maravillosa es porque estás distraído y porque no estás haciendo algo al respecto.

- Pues será tremendamente sencillo pero a mí me parece extremadamente difícil.
- Lo es. Pero solo al principio.
Romper con la inercia de toda una vida, ir más allá de la programación que has recibido y romper la resistencia al cambio requerirá de tu presencia constante y de ejercitar tu voluntad. Sin embargo, una vez que adquieres conciencia de algo, el cambio se perpetua por sí mismo.

- Dame un ejemplo claro, por favor.
- Si yo no me doy cuenta de los errores que cometo no puedo hacer nada al respecto. Sin embargo, si me hago consciente de ellos, actuar en consecuencia es una reacción lógica.
Cuando la mamá se haga consciente de que no debe darle Coca Cola a su hijito, no necesitará hacer un esfuerzo para dejar de hacerlo. Cuando el fumador caiga en cuenta de verdad que su hábito es un deseo de hacerse daño, podrá al fin dejarlo.
Cambiar tus hábitos implicará por supuesto un esfuerzo inicial, pero una vez establecidos, estos nuevos hábitos elegidos por ti se mantendrán a sí mismos. Disfrutarás de una alimentación saludable y tu mismo cuerpo la pedirá, el yoga será una actividad tan agradable que la echarás de menos si fallas a tu práctica, decir la verdad te será tan natural que las mentiras no tendrán espacio en tus conversaciones, enfocarte en ti será tan común que te sorprenderá la cantidad de energía que invierte todo el mundo en alejarse de su centro.

- Así que, a fin de cuentas, el amor si es la respuesta.
- El amor, como lo hemos definido aquí, lo es. Si logramos un día ver lo que es y actuamos en consecuencia, tendremos todas las respuestas. El amor por uno mismo primero y después hacia todo lo que te rodea.
Una pista más para ti:


Una persona consciente es madura y por lo tanto, se hace responsable de cada uno de sus actos.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Hacernos responsables



- Un sabio maestro definió el amor de la siguiente manera:

"Ver lo que es y actuar en consecuencia”

La capacidad de ver lo que es, te la da la conciencia, la capacidad de actuar en consecuencia, te la da la voluntad. El amor sólo se completa cuando estas dos partes una pasiva y otra activa se realizan. No son tus creencias, tus ideas, tus emociones ni tus intenciones las que te definen, tú te relacionas con otros y con el mundo a través de tus acciones.
La madurez, y esta es la razón por la cual es tan importante, implica responsabilidad: Tu habilidad para responder ante lo que sucede.
- Y eso es a lo que nadie le quiere entrar.
- Eso es, precisamente lo que hay detrás de, seguir, obedecer ciegamente y creer tontería y media.
- El miedo a madurar y hacernos responsables.
- Exacto. Mientras sigamos manteniendo esta actitud infantil y dependiente, mientras sigamos solapando la indiferencia y la distracción, no tendremos posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida. Ni como individuos ni como sociedad.
- Pues no le veo solución.
- La solución es tremendamente sencilla:


Poner atención y hacer algo al respecto.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Romper el cordon humbilical (Parte 2)



- Siempre me pregunté por qué se les dice a los sacerdotes "padres " y a las monjas "madres " Si ellos no pueden tener hijos... ¿Y la arrogancia y el maltrato?
- Los padres se creen este cuento de que te dieron la vida y actúan como si les pertenecieras. Temo decirte que ninguno de nosotros fue tratado con respeto. De haber estado conscientes de que no éramos su derecho sino su responsabilidad, hubiesen aprendido de nosotros en lugar de heredarnos su neurosis.
Ahora bien, tienes que darte cuenta de que todos nuestros problemas psicológicos y emocionales tienen que ver con la infancia. Cualquier trabajo terapéutico que lleves a cabo tiene la finalidad de entender, integrar y sanar las heridas que sufriste en esa etapa.
- Pero ¿no deberíamos enfocarnos en lo positivo?
- Eso es lo que intentan todos, ponen a sus padres en un pedestal donde nada los alcanza e ignoran el enojo que les tienen. Este perdón que les otorgamos es falso. Una parte de nosotros esta resentida por el maltrato recibido y sólo nos permitimos mostrar esta lealtad hipócrita que viene de un agradecimiento impuesto y perpetuamos la dependencia emocional con ellos con la esperanza de que un día, un día maravilloso, milagroso... nos vean, nos acepten y nos amen.
- Y ese día nunca llega.
Y ¿qué propones? ¿Qué les reclamemos y reprochemos sus faltas?
- Eso es lo que haría un niño y lo que hace la mayoría de la gente de forma velada e inconsciente.
Propongo que, en primer lugar, los bajes del pedestal en el que los tienes y te des cuenta de que son sólo dos seres humanos como cualquier otro, llenos de defectos, debilidades, miedos y necesidades insatisfechas. Que agradezcas sus cuidados pero que reconozcas también sus errores y las profundas heridas que te causaron. Tienes que darte cuenta de que, ahora que eres adulto, ellos no saben más de la vida que tú, así que tienes que tomar tus propias decisiones.
En segundo lugar tendrás, si quieres por fin madurar, cortar el cordón umbilical que te une a ellos y dejar de depender emocionalmente de su opinión, su presencia, su aprobación o su consentimiento.
Tienes que reconocer que el que fueran tus padres fue una condición meramente circunstancial que no les da ningún poder sobre ti ahora. Necesitas pararte en tus propios pies, derrocarlos y sentarte a ti mismo en el trono de quien gobierna tu vida. Entender ya que no te darán lo que buscas porque ¡no pueden dártelo! y desde este entendimiento actuar en consecuencia.
- Lo que en este caso significa...
- Significa darte a ti mismo el amor, reconocimiento y atención que necesitas. Significa convertirte en tu propio padre y madre, darte todo lo que te faltó y esta vez tratarte con amor y respeto.
Fromm dijo: "el hombre ha de parirse a sí mismo". Jesucristo dijo: "A menos de que odies a tus padres no podrás ser mi discípulo". Y en el Zen se dice: "Si (en tu camino espiritual) encuentras al Buda, mata al Buda, si encuentras a tus padres, mátalos." Exageran por supuesto para hacer énfasis en la imperiosa necesidad de romper el apego enfermizo e inmaduro que nos une a nuestros padres.
En muchas tradiciones espirituales tanto de oriente como occidente el iniciado cambia su nombre para marcar la ruptura con su familia nuclear y empezar el proceso de convertirse en un individuo libre.
- ¿No es esto egoísta?
- Todo lo contrario. Es liberarlos por fin de nuestras demandas y expectativas. Jubilarlos del puesto que han llevado demasiado tiempo, poder por fin verlos tal como son y sentir compasión. Iniciar con ellos una relación de igual a igual, conocerlos fuera del rol de papá y mamá para hacer contacto. Firmar una tregua para poder, al fin, ser amigos.
Así que, recuerda:

Una Persona consciente, libre y madura hace lo que sea necesario por sanar sus experiencias infantiles y por romper la dependencia emocional con sus padres.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Cortando el cordon umbilical


- La relación más profunda que tenemos en nuestra vida y que hemos de tener hasta la muerte es la relación con nuestros padres. De hecho, la relación que intenta establecer la religión con lo divino no es más que una proyección del amor y la devoción que les tenemos. Esta relación primaria, define nuestra personalidad y determina, en gran medida, como nos relacionaremos con el mundo. "Infancia es destino" afirmo Freud categóricamente.
- ¿Y las personas que no tuvieron a uno o dos de sus padres?
- Son marcados también por esa ausencia. Toda su vida buscarán inconscientemente lo que les faltó en la infancia. Y de alguna forma es lo que hacemos todos.
- Buscamos lo que no recibimos de nuestros padres.
- Buscamos la atención, el amor y el reconocimiento que fueron incapaces de darnos. A menos de que hayas tenido padres iluminados y plenamente realizados, estas tres necesidades básicas quedaron totalmente insatisfechas en tu infancia.
Si estás leyendo este libro, puedo estar seguro de que tus padres, nunca te vieron como eras en realidad, sino como ellos pensaban que deberías ser; puedo asumir que no tuvieron tiempo suficiente para ponerte la atención que necesitabas y que el amor que te dieron fue escaso y condicionado.
- No me gusta juzgar a mis padres, seguro que hicieron lo mejor que pudieron y ellos me dieron la vida...
- En primer lugar, no los estamos juzgando. Sólo estamos viendo lo que es para que puedas actuar en consecuencia. En segundo lugar, ellos no te dieron la vida. Y es precisamente esta mala interpretación de la realidad, la que produce una reverencia y una lealtad neurótica por un lado y una arrogancia y maltrato terribles por el otro.
- ¿Cómo está eso? Dices las cosas más extrañas.
- Mira, tú llegaste a este mundo a través de tus padres. Incluso si "eligieron" tenerte, ellos fueron sólo el vehículo que utilizó la vida para traerte aquí. Ellos simplemente respondieron a la programación social y biológica que nos mantiene aquí.
Tu mamá se descubrió embarazada un día y aceptó, en el mejor de los casos, alegremente permitirle a la vida que utilizara su cuerpo para crearte. En el peor y no poco común de los casos, lo aceptó a regañadientes y de mala gana se resignó a cumplir con el papel que le impusieron.
Tu padre, en el mejor de los casos, aceptó alegremente ayudar a tu madre y observar pacientemente el milagro que se daba dentro del vientre de su amada. En el peor de los casos, salió despavorido sin que le diera la gana participar en este suceso que estaba totalmente fuera de su control.
- Muy bien y ¿la reverencia y lealtad neuróticas?
- Para un nene estas dos personas son todo en la vida. Para él, su padre es Dios y su madre una Diosa maravillosa que no sólo le da calor, cariño y cuidados sino que "¡de su mismo cuerpo le alimenta!" Basta observar la mirada de un nene cuando está con sus padres para entender la fascinación que le causan ambos.
Este nene sabe que su vida depende de ellos, por lo que hará todo lo que sea necesario para agradarles y evitar a toda costa cualquier cosa que pueda alejarlos. Lo hará a pesar de su propio ser y sus propias necesidades. No tiene opción.

Esta reverencia infantil es normal y necesaria. El problema se da cuando perpetuamos esta devoción exagerada el resto de nuestra vida y hacemos todo lo posible para ignorar o justificar los terribles errores que cometieron al criarnos y seguimos buscando hasta la tumba su amor y su reconocimiento. Los buscamos en nuestros jefes, en nuestras parejas y en nuestros líderes.

martes, 29 de octubre de 2013

Pasos en tu camino a la libertad (Parte tres)


Meditar
Meditar es precisamente volver a tu centro, crear espacio entre tú y tu mente, convertirte en el observador de tus pensamientos y de todo lo que pasa dentro de ti.
Meditar es no hacer, simplemente ser. Meditar es convertirte en el centro del universo, el ojo del ciclón, el testigo desapegado de lo que pasa.
Por miles de años los grandes maestros de la humanidad han propuesto la meditación como el método para crear un centro en ti.

Ser honesto
La verdad os hará libres.
He aquí una disciplina espiritual que cambiara tu vida: Decir la verdad y enfrentar las consecuencias. Ser radicalmente honesto creará un centro en ti, redefinirá tu vida, sanará tus relaciones y te llenará de poder personal. La honestidad es el remedio para años y años de juegos manipulativos y mentiras, la honestidad derrumbara los pilares de esta sociedad hipócrita que hemos solapado y abrirá la puerta a una sociedad sana, justa y equilibrada.
- Y cada vez que llevo a cabo estas acciones más crece en mí un sentimiento de valía propia ¿no es así?
- Así es. Un círculo virtuoso en el cual afirmas tú valía en el presente, yendo hacia dentro, enfrentando y confrontando lo que es, tu verdad, lo que realmente sientes y necesitas.
Te darás cuenta de que todas estas acciones tienen que ver sólo contigo, en el momento presente y te traen de regreso. No es que estés esperando llegar a alguna parte o queriendo llegar a ser algo que no eres ya.
- Explícame eso de "disciplina espiritual". ¿Qué tiene que ver lo espiritual con todo esto? ¿Te refieres a los mandamientos de la religión? ¿A no mentiras?...
- Los mandamientos son precisamente para personas sin centro que necesitan que alguien les diga cómo comportarse porque no confían en ellas mismas para distinguir lo que es correcto. Una persona con centro tiene su atención y su corazón para guiar sus acciones.
Esto tiene que ver con lo espiritual porque es una práctica que te acerca a tu centro: justo donde se encuentra la única posibilidad de hacer contacto con lo divino. Y ahora que lo mencionas, la religión, como está interpretada ahora, te aleja de tu centro. Eso es precisamente lo que buscan tus líderes religiosos.
- ¡Zaz! Ya vas con eso...

- Seguimos con eso, sí. Lo religioso no es espiritual, es justo lo contrario.

lunes, 28 de octubre de 2013

Pasos en tu camino a la libertad (Parte dos)


Aceptar lo que es
Un montón de energía y poder personal se ocupan en resistirse a lo que ya es. La mente cree que para cambiar lo que no le gusta necesita quejarse, lamentarse, enojarse e ir en contra. Tu insatisfacción con la vida es parte de esta resistencia. Una parte de ti cree que si aceptas las cosas como son quedarás atrapado en tus circunstancias. La realidad es que esta resistencia es no sólo inútil sino contraproducente. La energía utilizada en resistirse y en crear infelicidad, bien puede usarse para buscar soluciones y respuestas.
Aceptar no es resignarse, es más bien dejar de crear sufrimiento. Es cuando dejamos de resistirnos que abrimos la puerta a la creatividad.

Aprender a estar solo
Cuando tienes centro disfrutas de tu propia compañía, la pasas bien contigo mismo y no tienes esa imperiosa necesidad de estar con alguien. Si sabes estar sólo puedes ser auténtico y expresarte libremente en tus relaciones sin miedo al rechazo o al abandono.
Crear un centro en ti te permitirá poner límites en tus relaciones, lo que es un requisito indispensable para ser respetado y tomado en cuenta.

Atreverte a sentir
Detrás de los roles y juegos manipulativos está el miedo a sentir. Mantenemos nuestras relaciones superficiales por miedo a hacer contacto con el otro y a que descubran lo que realmente pensamos y sentimos. Lo que hay detrás de las adicciones es también el miedo a sentir.
Si te atreves a sentir y a mostrarte, vas más allá del ego y lo superficial hacia tu ser auténtico, hacia tu centro. En lo externo, mostrarse vulnerable puede confundirse con debilidad, sin embargo, fingir, compensar y aguantarse vienen del miedo y por lo tanto son en realidad muestras de debilidad.

Atreverse a sentir es ir hacia adentro, más allá de la máscara. Todas tus emociones son manifestaciones de quien tú eres y si les das espacio a que sucedan te permites conocerte de verdad.

viernes, 25 de octubre de 2013

Pasos en tu camino a la libertad (Parte Uno)


 Trabajar en cuidarte
Crear tiempo y espacios para ti. En tus actividades diarias pueden estar incluidas una disciplina psicofísica, diversión y momentos de recogimiento o relajación. Que quede claro con hechos que tienes el lugar más importante en tu lista de prioridades.
Nada te dará un sentimiento de propia valía como el cuidar de tu salud física y mental.

Enfocarte en ti
Dejar de estar pendiente de lo que hacen otros y volver la vista a ti, a lo que tú estás haciendo, pensando y diciendo. Dejar de esperar a que otros cambien y reconocer que a la única persona que puedes cambiar y eso si dedicas toda tu energía y tiempo a ello, eres tú mismo. Reconocer que tu responsabilidad para con los tuyos y tu entorno es estar bien, sano y consciente.
Observar tu costumbre de criticar, juzgar y opinar para darte cuenta de qué estás evitando ver en ti, de qué es lo que te molesta tanto de ti que lo proyectas en otros.

Apropiarte de tus cosas

Reconocer tus debilidades, problemas y errores para hacerlos tuyos y dejar de buscar culpables. Al hacerte responsable de lo que eres, lo que haces y de lo que te pasa, recuperas tu poder personal y la capacidad de encontrar soluciones. Al adueñarte de tus circunstancias te vuelves parte de la solución, de otra forma eres sólo una víctima de lo que pasa.

jueves, 24 de octubre de 2013

Creando un centro en ti (parte tres)


Relacionarte desde los roles del ego sin hacer contacto con el otro.
A lo largo de nuestros días adoptamos papeles y roles establecidos porque son lugares comunes, seguros y cómodos para todo el mundo. Sin embargo, si te pierdes en estos roles no te relacionas con el otro, son las máscaras las que interactúan.
Si tu mamá se ha relacionado contigo siempre desde su rol de madre, tú no le conoces. ¿Quién es esta mujer en realidad? ¿Cuáles son sus sueños? ¿Disfruta de su sexualidad? No lo sabes porque desde su rol, esos asuntos no se hablan.
Si observas unos de tus días te darás cuenta de que no haces contacto con nadie. En el elevador hablas del clima; en la tienda eres el cliente y el otro el tendero, todo el día se te va en el "como si".
Cada vez que te identificas con los roles del ego, es decir, que crees que eres el rol, te abandonas, te pierdes en el actuar.
Una lista de algunos roles que evidentemente dan al traste con tu poder personal:


- El bueno
- El santo
- El desvalido
- El hipocondriaco
- El tirano
- La complaciente
- El sabelotodo
- La fácil
- El rescatador
- El juez
- La mártir
- El viejito
- La víctima
- El macho
- La inútil
- La difícil
- El Don Juan
- El parlanchín


 Mentir.
Mentir es una más de las tantas estrategias manipulativas del ego, sin embargo, quiero profundizar en ella porque, en la mentira está basada la disfunción de nuestra sociedad. Mentir es lo que arruina nuestras relaciones y lo que sostiene la sociedad hipócrita en la que vivimos.
Sabemos ya que nuestros líderes políticos y religiosos nos mienten, sabemos que los medios mienten; nosotros mentimos a nuestros seres queridos y la verdad, que debería ser el único recurso, es siempre el último recurso.
La mentira está tan integrada en nuestras relaciones que ya no la reconocemos, tenemos un acuerdo implícito de creer nuestras mentiras para no confrontar ni causar problemas. Es por eso que nuestras relaciones son poco profundas e insatisfactorias. La mentira es la base y causa de las traiciones; la infidelidad, las desilusiones.

Mentir es abandonarte y es obviamente una traición a ti mismo. Cada vez que mientes pierdes tu centro y la oportunidad de recuperar tu poder personal.